Finalista de los abogados más eficaces de 2013

Daily Business Review Lunes, 9 de diciembre de 2013 PREMIO DE ARBITRAJE CONTRA BIENES FARGO RECUPERA LA MAYORÍA DE LAS PÉRDIDAS FAMILIARES La mediación y el arbitraje se supone que son más rápidos y más rentables que ir a los tribunales. Sin embargo, no fue así en un caso que involucraba el robo de millones de dólares de College Health and Investment L.P., una sociedad limitada dirigida por una familia. El caso tardó más de tres años en resolverse ya que los abogados de Wachovia Securities, ahora parte de Wells Fargo, utilizaron numerosas tácticas de dilación antes de pagar finalmente un laudo arbitral de 2,75 millones de dólares, dijo el abogado de valores de Boca Ratón Robert W. Pearce, quien representó a College Health. El caso surgió a raíz del fracaso de Wells Fargo en la detección del supuesto robo y las transacciones no autorizadas de millones de dólares por parte de Esther Spero, cuya tía, Shari Jakobowitz, estaba a cargo de las cuentas de la sociedad. Spero fue acusada de utilizar indebidamente la información financiera de la familia para robar unos 7 millones de dólares, que a su vez perdió a manos del antiguo promotor inmobiliario de Miami Beach, Michael Stern, que se suponía que estaba invirtiendo en bienes raíces. En cambio, Stern supuestamente usó el dinero para pagar sus propias deudas después del colapso inmobiliario mientras financiaba un estilo de vida fastuoso. Pearce rastreó la mayor parte del dinero e hizo recuperaciones en la corte estatal contra Stern, una compañía de títulos, Spero y Wachovia. "Se quedaron un poco cortos, pero estuvimos cerca de recuperar la mayor parte de su dinero", dijo Pearce. Luego, en julio, un panel de arbitraje de la Autoridad Reguladora de la Industria Financiera ordenó a Wells Fargo pagar 2,75 millones de dólares en daños e intereses por no haber detectado la supuesta malversación de Spero. Pearce alegó que los empleados del banco llegaron a crear un falso poder notarial para dar a Spero el control de la cuenta que tenía la mayoría de los activos. Si el banco hubiera aplicado sus propias políticas y procedimientos, así como las normas de la FINRA, habría detectado la malversación, argumentó Pearce. "El banco tenía numerosas banderas rojas. Debería haber hecho averiguaciones para detener el movimiento de fondos", dijo Pearce.

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